Le damos la bienvenida a La Galerie Dior

La aplicación le permite profundizar en su visita y descubrir contenidos exclusivos.

Continúe descubriendo la historia de Dior
04.2

El corazón de la creación

La pasión creativa impulsaba la Maison: desde la “oficina de los sueños” de Christian Dior, donde sus ideas se transformaban en bocetos, hasta los ateliers, donde miles de vestidos cobraban vida, pasando por el camerino, donde se cambiaban una docena de modelos.

“De repente me llega una bocanada de inspiración, una descarga eléctrica, y me siento poseído. La idea creadora circula ahora, cual savia, por todo el edificio”.

El modisto dibujaba la moda del futuro y orquestaba personalmente cada una de las pruebas rodeado de su “consejo de guerra”*: sus fieles colaboradoras, entre las que se encontraba Mizza Bricard, su musa, estilista e icono de la elegancia Dior; Marguerite Carré, directora de los ateliers; Suzanne Luling, directora de ventas; y Raymonde Zehnacker, directora del estudio.

De arriba a abajo, y de izquierda a derecha: Mme. Christiane, Mme. Priot, Mme. Nicole Rousseau, Mme. Lancien, Mme. Carmen Colle, Mme. Béguin, Mme. Gervais, Mme. Monique, M. Jacques Rouët, Mme. Raymonde Zehnacker, Mme. Suzanne Luling, Mme. Minassian, Mme. Marguerite Carré, M. Christian Dior y Mme. Mizza Bricard

Fred BROMMET / Keystone-France / Gamma Rapho

El día del desfile, la Maison cobraba vida y bullía de actividad, especialmente en el salón de pruebas, que se ha conservado y permanece intacto a día de hoy. En este entorno mágico, las estilistas, las peluqueras, las premières d’atelier y la cheffe de cabine trabajaban frenéticamente para preparar a las modelos antes de su entrada a los salones contiguos. Cada temporada, los 180 diseños de la colección —trajes, ropa de diario, vestidos de cóctel y vestidos de noche— se presentaban uno tras otro a la prensa, los posibles compradores y, en los días siguientes, a los clientes privados.

Continúe descubriendo la historia de la maison Dior…
04.2

El corazón de la creación

La pasión creativa impulsaba la Maison: desde la “oficina de los sueños” de Christian Dior, donde sus ideas se transformaban en bocetos, hasta los ateliers, donde miles de vestidos cobraban vida, pasando por el camerino, donde se cambiaban una docena de modelos.

“De repente me llega una bocanada de inspiración, una descarga eléctrica, y me siento poseído. La idea creadora circula ahora, cual savia, por todo el edificio”.

El modisto dibujaba la moda del futuro y orquestaba personalmente cada una de las pruebas rodeado de su “consejo de guerra”*: sus fieles colaboradoras, entre las que se encontraba Mizza Bricard, su musa, estilista e icono de la elegancia Dior; Marguerite Carré, directora de los ateliers; Suzanne Luling, directora de ventas; y Raymonde Zehnacker, directora del estudio.

De arriba a abajo, y de izquierda a derecha: Mme. Christiane, Mme. Priot, Mme. Nicole Rousseau, Mme. Lancien, Mme. Carmen Colle, Mme. Béguin, Mme. Gervais, Mme. Monique, M. Jacques Rouët, Mme. Raymonde Zehnacker, Mme. Suzanne Luling, Mme. Minassian, Mme. Marguerite Carré, M. Christian Dior y Mme. Mizza Bricard

Fred BROMMET / Keystone-France / Gamma Rapho

El día del desfile, la Maison cobraba vida y bullía de actividad, especialmente en el salón de pruebas, que se ha conservado y permanece intacto a día de hoy. En este entorno mágico, las estilistas, las peluqueras, las premières d’atelier y la cheffe de cabine trabajaban frenéticamente para preparar a las modelos antes de su entrada a los salones contiguos. Cada temporada, los 180 diseños de la colección —trajes, ropa de diario, vestidos de cóctel y vestidos de noche— se presentaban uno tras otro a la prensa, los posibles compradores y, en los días siguientes, a los clientes privados.

Continúe descubriendo la historia de la maison Dior…