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Continúe descubriendo la historia de Dior
04.1

30 avenue Montaigne

Christian Dior quedó prendado del encanto de este hôtel particulier, construido en 1865 por el conde Walewski, hijo ilegítimo de Napoleón I.

“Tenía que ser en el número 30 de la Avenue Montaigne. Tenía claro que me iba a instalar aquí y solo aquí”.

Dior eligió este lugar sencillo y refinado por su ubicación, sus proporciones modestas y su fachada neoclásica. Inauguró su Maison el 15 de diciembre de 1946, solo unas semanas antes de presentar su primera colección y lanzar la revolución internacional del New Look. Desde entonces, el 30 Avenue Montaigne ha sido un símbolo de la elegancia parisina.

El edificio era como una colmena que bullía de actividad: la gran escalera llevaba desde la boutique Colifichets, en la planta baja, hasta un entrepiso con salones de pruebas; luego se llegaba al primer piso, con sus suntuosos salones donde se presentaban las colecciones a públicos de 250 invitados, así como el camerino para las modelos; por último, estaban los ateliers ubicados bajo las mansardas. Tras su éxito, la Maison se expandió rápidamente a los edificios colindantes. En 1954, ocupaba cinco manzanas, empleaba a más de 1000 personas y contaba con 28 ateliers; al año siguiente, abrió la boutique más grande de París en la esquina de la Avenue Montaigne con la Rue François-Ier.

Continúe descubriendo la historia de la maison Dior…
04.1

30 avenue Montaigne

Christian Dior quedó prendado del encanto de este hôtel particulier, construido en 1865 por el conde Walewski, hijo ilegítimo de Napoleón I.

“Tenía que ser en el número 30 de la Avenue Montaigne. Tenía claro que me iba a instalar aquí y solo aquí”.

Dior eligió este lugar sencillo y refinado por su ubicación, sus proporciones modestas y su fachada neoclásica. Inauguró su Maison el 15 de diciembre de 1946, solo unas semanas antes de presentar su primera colección y lanzar la revolución internacional del New Look. Desde entonces, el 30 Avenue Montaigne ha sido un símbolo de la elegancia parisina.

El edificio era como una colmena que bullía de actividad: la gran escalera llevaba desde la boutique Colifichets, en la planta baja, hasta un entrepiso con salones de pruebas; luego se llegaba al primer piso, con sus suntuosos salones donde se presentaban las colecciones a públicos de 250 invitados, así como el camerino para las modelos; por último, estaban los ateliers ubicados bajo las mansardas. Tras su éxito, la Maison se expandió rápidamente a los edificios colindantes. En 1954, ocupaba cinco manzanas, empleaba a más de 1000 personas y contaba con 28 ateliers; al año siguiente, abrió la boutique más grande de París en la esquina de la Avenue Montaigne con la Rue François-Ier.

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